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sábado, 1 de septiembre de 2012

YA ESTÁ AQUÍ...

Ya llegó septiembre y, de momento, no se ha acabado el mundo, ni nada. La gente anda despistadilla, preocupándose-ahora, eso es lo malo, que siempre nos preocupamos tarde y nunca nos ocupamos_ de la subida del IVA. Ayer, una venerable anciana me preguntó, en mi lugar de trabajo, que si nosotros eramos "de esos comercios que van a subir el IVA". Le aclaré que el IVA lo sube el gobierno, y la mujer,que posiblemente sea uno de los muchos ancianos que votaron al PP me dice muy convencida que no, que somos los comercios y que, de hecho, algunos no lo van a subir. ¿Alguien sabe si ya han inventado las pastillas contra la ignorancia?¿ Las recetará el seguro, cuando existan?. No, claro, que pregunta, ellos no entienden que la ignorancia sea algo malo. Para ellos es estupendo.
El caso es que septiembre ya nos alcanzó. No hay donde esconderse, y cada cual, va a tener que enfrentarse a los demonios que le persiguen. No, sr Rajoy, lo de taparse la cabeza con la almohada, no sirve, ya le han visto. Usted se va a enfrentar a los resultados electorales, así, por partida doble, y aunque nos los venderá con exitosos a más no poder, cuénteselo usted a los de Génova, que me temo andarán de usted hasta el mismísimo moño. Y además, llega octubre y hay facturas que pagar. Voy a contarle un pequeño cuento, a ver si así lo entiende.
En el país de la crisis, vivían dos sufridas amas de casa . Como ve, le doy al cuento esa forma doméstica que a usted tanto le gusta. Llamemos a nuestra primera ama de casa, Maria Previsora, por ejemplo. Aclaro que es un personaje de fábula, no le busquemos parecido alguno con la realidad porque no lo encontraremos. Nuestra segunda ama de casa se llama Ojosquenoven. Esta le resultará un poco más familiar.
Al llegar la crisis, Maria Previsora se sentó e hizo un balance de la situación. Ojosquenoven, no se sentó, decidió mejor dormir una siesta. Maria Previsora calculó cuantos ingresos tenía, y a que gastos tenia que hacer frente.Y dijo:
...veamos. Si entre mi Juicioso y yo ganamos dos mil euros, y de hipoteca pagamos 700, esto viene  diciendo que nos quedan 1300 para vivir,Pero los gastos de agua, luz, colegios, etc se vienen a llevar al mes 800. Total, que nos  quedan 500 para comida y esas cosas. Voy a intentar pasar con 400, para tener un pequeño colchón para imprevistos ( si, sr Rajoy, en el país de la crisis hay familias que comen con 400 euros al mes,se lo juro ).
Por otra parte, Maria Previsora y Juicioso toman la decisión de vender su coche, pues no pueden afrontar el gasto que supone. Puesto en un platillo de la balanza lo que les darían por el coche, y en el otro los gastos que supone de combustible, seguros y mantenimiento, deciden que lo mejor va a ser pasar sin coche, y sumar lo que les den por él a ese pequeño colchón para imprevistos que tantos sacrificios les cuesta tener.
Como nuestros amigos son muy sensatos, no se limitan a hacer planes para mañana. Porque saben que esos ingresos que tienen, los tienen hoy en día. Pero en el país de la crisis, nadie sabe que pasará mañana. De manera que nuestros amigos, una vez que saben que , entre los escasos ahorros, y los meses que les corresponderían de paro si uno de los dos perdiese el trabajo, podrían terminar de pagar la hipoteca, que no les queda mucho, están un poco más tranquilos.
Ahora vamos con nuestra segunda amiga, Ojosquenoven. Ella nunca ha hecho balance de la situación. Cuando todo empezó, ella y su marido, Pródigo, tenían una situación mas o menos cómoda. Pero nunca se plantearon que esto podría no durar siempre. Y claro, nunca dejaron de ir de vacaciones a donde les apetecía. Cada mes, van un poco cortos, pero para eso están los préstamos personales y las tarjetas de crédito, claro .Y no entienden muy bien por que, pero las cosas les van cada vez peor. Mes a mes, van tirando, mal, pero ahora, en octubre les llegan pagos extras. Los seguros de los dos coches, el de la casa, el IBI, etc etc. Ojosquenoven, para no ponerse nerviosa, evita mirar el extracto de la cuenta bancaria, porque teme ver los descubiertos, y siente un nudo en el estómago cuando abre el buzón, no vaya a ser una mala noticia, el aviso de un recibo que el banco ha devuelto, por ejemplo.
El caso es que acaban de pagar su recibo de la hipoteca de este mes, pero saben que lo van a tener difícil para pagar el siguiente. Afortunadamente, doña Abundancia, la madre de Pródigo, o sea, la suegra de nuestra protagonista, les dejaría dinero para pasar el bache. Pero a Ojosquenoven no le gusta la idea de pedírselo  porque esa vieja metomentodo va a querer saber que medidas van a tomar para recortar sus gastos. Y no es fácil que esta vez vaya a conformarse con el ahorro que supuso dejar de dar a los niños leche en el desayuno. De manera que Ojosquenoven sigue sin hacer números, sin mirar el saldo de la cuenta, y sabe de sobra que llegará un momento que tenga que ir a pedirle ese préstamo a Dña Abundancia, le guste o no le guste. Pero eso no va a ser mañana, piensa. Ojala no tenga que ser mañana.


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