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domingo, 17 de marzo de 2013

LAS RATAS Y LOS BARCOS

El titulo de esta entrada puede entenderse de dos maneras. Una, como nombre de un plato francés que no es otra cosa que pisto. Y otra, que es la que me ha inspirado, como alusión al nombre de una pelicula de Disney.
Para los que no la habéis visto , haré una sinopsis. Una simpática rata con habilidades para la cocina, se ve separada accidentalmente de su colonia. No lo lamenta mucho, pues allí se infrautilizaba su talento para la cocina, y tan solo servía para detectar veneno que pudiese perjudicar a toda la colonia. Personalmente opino que saber detectar veneno que perjudique a  los tuyos no es moco de pavo. Falta que te hagan caso, pero ese es otro tema.
El caso es que nuestra simpática amiga va a parar a un restaurante, donde descubre a un cocinero haciendo atrocidades culinarias que intenta remediar. Lo que consigue es que todos crean que el cocinero es genial, tras probar una sopa que ha hecho la rata.
 Se resigna, y mantiene la farsa, permaneciendo debajo del gorro del cocinero tirando de sus cabellos para manejar sus movimientos cual si fuese una marioneta.
Es una peli de Disney y al final todo sale bien. ¿ Bien? Según se mire. El caso es que el cocinero inútil resulta ser hijo de un famosisimo cocinero.Se lleva los laureles y aparentemente a la rata lo que le toca es volver a su destino de rata.
Como sigue habiendo problemas, el cocinero vuelve a reclamar la ayuda de su amiga rata. Al final, ganan a los malos . Todo un ejercito de ratas hace el trabajo del restaurante para impresionar a un critico muy peligroso. Pero todo sale bien. Aunque al final sanidad cierra  el restaurante, el critico pierde su trabajo por elogiar un restaurante lleno de ratas, pero no pasa nada, fundan otro, donde conviven los humanos y las ratas sin ningún problema. Es Disney, claro.
Esto es una película. Que quede claro.
En el mundo real los genios no se dejan manejar como marionetas. Espero que no.
En la realidad, las ratas y las personas no se llevan bien. A veces, se llevan de puta madre.
En el mundo real, las ratas no son simpáticas. Puede que sonrían, pero no son simpáticas.
En el mundo real hay ratas en todos los ambientes, pero sobre todo en los barcos. Algunas, pasan mucho tiempo saliendo de unos barcos y pretendiendo entrar en otros. Mientras algunos rezamos porque no se permita a las ratas subir a nuestro barco, me temo  que algunas se cuelan, porque, por lo visto hay ratas valiosas.
En el mundo real, por si alguien no lo recuerda, las ratas transmiten la peste.

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