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jueves, 13 de septiembre de 2012

DE CIEGOS Y CARTELES.

Lo que paso a contaros es verídico. Sucedió en el año 2001, mucho antes de la Ley de Dependencia. Hice amistad con una mujer a la que conocí por motivos laborales. Esta mujer, invidente desde no hacia demasiado tiempo, me transmitía sus puntos de vista sobre la discapacidad, precisamente en los momentos en los que nosotros estábamos descubriendo que las cosas que notábamos en nuestro niño no eran manías, como todo el mundo nos decía, sino una discapacidad grave.
Pilar me explicaba por entonces lo difícil que había sido para ella afrontar su nueva realidad. Me contó que, mas allá del impacto que supone adaptarte a algo que no esperabas ni querías, una de esas cosas que nunca piensas que te vayan a suceder a ti,hay que seguir adelante porque no hay mas remedio. Y en el día a día aparecen muchas situaciones que te van a crear dificultades, y unas veces vas a estar preparada para ellas, y otras, no.
Pero en ella no había nada de conformismo. Al contrario. Poco a poco fui entendiendo como había pasado de luchar contra si misma, a aceptar lo inevitable, al tiempo que peleaba contra lo que se le ponía a tiro. Dotada de un optimismo envidiable , de un sentido del humor admirable, que le llevaba a decir sin problemas que ella, a tal persona "no la podía ni ver" y soltar la carcajada cuando notaba que quien oía esto se quedaba callado, perplejo. Al mismo tiempo, tenía muy claros cuales eran sus derechos y sabía pelear por ellos. En una ocasión llamo a atención al cliente de Metro de Madrid,para protestar  por que había desaparecido la señal acústica que señalaba cual era la próxima estación. Educadamente, le pidió a la persona que le atendió que se imaginase viajar y que hubiesen desaparecido los carteles de las estaciones. Le dieron la razón, por supuesto.
Un día, esperando el autobús , me señaló el cartel que indicaba la parada. Lo tocó. ¿Lo ves?- me dijo.
Le dije que sí, y me preguntó cuanto podía costar ese cartel. Ni idea, dije.
Me propuso un ejercicio. Calculando el coste del cartel, pagado vía impuestos, y calculando el número de usuarios del autobús en cuestión, tocábamos a x euros. Los que fueran.
-Tu has puesto tu parte. Yo he puesto mi parte. Pero tu obtienes una utilidad de ese cartel, Algo a cambio. Yo, no
Obviamente, tenía toda la razón.
Ese cartel debería haber tenido una señalización en braile. Aunque fuese mas costoso hacerlo así. Porque si ese autobús lo usaban 500 personas al día, y el cartel costaba 250 euros, (0,5 por cabeza), es, obviamente, mas sensato que tocásemos a 0,55, por ejemplo, y todos pudiésemos disfrutar el cartel. Lo contrario, supone que la persona que tiene más necesidades aporta 0,5 para contribuir al uso que vamos a darle los demás, sin obtener nada a cambio,
Nuestros gobernantes no ponen letreros en braile en las paradas de autobús. Nada de que la gente pague 0,55. Mejor que paguen un euro cada uno, y le encargan el cartel a alguna empresa de familiar o conocido, sin cartel en Braile, por supuesto.
Aquí os pongo un enlace. Se va a cerrar un centro de discapacitados en Utiel, porque la Generalitat Valenciana no les paga lo que les debe. Había que hacer aeropuertos, por ejemplo.
http://www.levante-emv.com/comarcas/2012/09/12/centro-utiel-discapacitados-cerrara-octubre-generalitat-paga-225000/935245.html


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