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sábado, 4 de agosto de 2012

Si quieres optimismo, lee otra cosa.

Hoy, voy a escribir sobre algo que me tiene reflexionando toda la semana.
¿Cómo sobrevive la gente que está en paro y ya no tiene ingresos?
Como parte de una experiencia pasada y antigua, puedo decir que, cuando uno se queda sin trabajo, la primera sensación ( al menos en mi caso) fue de estupor. Pasado el shock inicial, uno hace la cuenta mentalmente. Entonces, se contaba el tiempo. Cuantos meses vas a poder cobrar el paro, y cuantos vas a tardar en encontrar trabajo. Hasta hace unos años, el primer intervalo de tiempo era más largo que el segundo, de manera que la preocupación era relativa.
Por lo que estoy viendo y oyendo ahora, la gente se pregunta primero, cuantos meses cobrará de paro. Luego, si podrá acogerse a ayudas o subsidios,y por último, aparece en la cabeza ese pensamiento positivo y un tanto iluso, quizás. ¿ Habría alguna posibilidad de encontrar trabajo?
Pertenezco a una generación de mujeres que se prepararon para el mundo laboral, con más o menos fortuna. Y ahora, muchas se encuentran con que saben calcular márgenes de beneficios, pero que lástima, no aprendieron a ponerle coderas a un jersey. Muchas ( y muchos), saben de economía, de cálculo, de cuestiones informaticas varias, pero no estaban preparados para esa nueva asignatura. La Matemática Siniestra, esa que se ocupa de cuestiones como cuanto dinero puedo gastar en comida, teniendo en cuenta que la hipoteca vence el dia catorce.Nos enseñaron a organizarnos, no a romper, con rabia, el recibo del IBI que sabes que no vas a poder pagar. Y nuestra organización no contaba con cosas como informarte de cuanto tardan en pasarte ese mismo recibo con recargo.
La primera preocupación de una familia que ve mermados sus ingresos, es mantener un techo sobre la cabeza. A eso,supeditan lo demás. Si todavia hay miembros de la familia que trabajen, la matemática siniestra saca rápido sus cuentas: Tanto es la hipoteca o el alquiler, tanto queda para otros gastos.
En esa situación, (tenemos casa, no somos parias todavía), por lo visto, vale todo. Dar a los niños de segundo plato dos varitas de merluza de marca blanca. Conozco un caso de un matrimonio joven con una niñita de estas que no comen, que compra la comida a capricho para la niña, a costa de apenas comer ellos. Y luego, entramos en las dietas: La dieta de los macarrones, la dieta de las salchichas de sobre, la de la sopa de sobre, la de las sopas de ajo, la del paté de hígado, y la de las patatas.Recordemos aquello de que Rajoy tenía recetas para la crisis.
Hasta aquí ibamos bien. Pero hay hogares en los que ya nadie tiene trabajo. Gente que vuelve a casa de los padres, con algún niño a cuestas. Tambien conozco, de oidas, un caso en el que ocho personas de la misma familia se juntaron en la misma casa, para sobrevivir con los dos sueldos que les quedaban. Un sueldo, y una pensión, para ser exactos.
He visto gente recogiendo comida en la basura: En una charcutería,en mi barrio, tiran los huesos del jamón, y hay gente que los saca de la basura y se los lleva.
He oido que, si vas a ultimísima hora a los mercadillos, es fácil comprar comida super rebajada, fundamentalmente fruta y verdura. Y la persona que me lo contó, vió como algunas personas iban a rebuscar entre las cajas tiradas, las frutas que estaban deterioradas y no se habían considerado aptas para venderlas.
Me han hablado de una persona diabética alimentandose a base de pasta.
He visto, en una farmacia, a una madre rechazando una loción anti piojos que necesitaba para su hijo, porque le resultaba demasiado cara.
Y gente que trabaja en mercados, me cuenta que no es infrecuente que vaya gente a pedir comida. Directamente.
Los contenedores de reciclaje de ropa de mi ciudad son revisados por gente que necesita la ropa. Abiertamente, a plena luz del día.
La matemática siniestra es, a veces, muy siniestra. Y su seguimiento aconseja cosas como empezar a darle leche de vaca normal a un bebé de ocho meses. La de la farmacia es carísima, claro. La matemática siniestra enseña cosas como calcular cuanto van a medir tus hijos a principio de curso, a quien le valdrá el uniforme del hermano, y si hay posibilidades de que otra mamá del cole te pase la ropa que ya no utiliza el suyo.
Lo que ya no se cuenta, es el tiempo. No hay futuro en el que pensar.

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